Pero es porque me da miedo perderme, que todo lo que amo desaparezca a causa de ello. No le tengo miedo al dolor, le tengo miedo a la única verdad de mi vida: que todos vamos a morir... Me da miedo no saber a que sabe la muerte, a que huele, cómo se siente.
Me da miedo que mi mama no esté allí, ni mis hermanos ni mis perros. Me da miedo que mis amigos no se van a reír conmigo de la muerte.
Y pues, este miedo no es nuevo... Es un miedo tan viejo como mis recuerdos. Es un miedo que, desde que cumplí 30, me ataca varias veces al día; que sólo controlo pegándome a mi misma para que mi cuerpo salga de ese mini ataque de pánico.
Tengo demasiado amor en mi vida, no quiero ni que el Ébola ni nadie más me lo quite.
No hay comentarios:
Publicar un comentario